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Aplicamos la técnica Keyline en nuestras fincas de olivos para aprovechar al máximo el agua de lluvia y evitar la erosión del terreno

Aplicamos la técnica Keyline en nuestras fincas de olivos para aprovechar al máximo el agua de lluvia y evitar la erosión del terreno

Uno de los principales problemas para el trabajo agrícola de un terreno de montaña como el Pallars Jussà (Lleida) es una topografía complicada, con pendientes que dificultan las tareas diarias. Además, acostumbran a ser zonas que actúan como un embudo que hace que, en épocas de mayor precipitación, el terreno se embalse o, por escorrentía, el agua no se aproveche. Ivan Caelles, ingeniero agrónomo responsable de ERM del Pallars y CEO de OLIBA Green Beer, lo ha solucionado aplicando la técnica del diseño de la línea clave (Keyline) en sus fincas de olivos en el Valle de Barcedana.

El objetivo es hacer una captación, conservación y reparto hídrico optimizado. Esta técnica de origen australiano, enmarcada en la agricultura orgánica, consiste en buscar un punto crítico (“keypoint”) de la finca que coincida con un punto cóncavo del terreno donde pasa más agua que en otros lugares. Lo que se pretende es conducir este paso de agua para que quede repartido homogéneamente en toda la finca. Se consigue trazando líneas clave que parten de este punto crítico donde se van a buscar las curvas de nivel, dando una ligera pendiente para que el agua coja un poco de impulso y pueda regar toda la superficie.

Se dibujan tantas líneas clave como pueda diseñarse en el terreno pensando que las distancias entre líneas dependerán del marco de plantación de los árboles. En este caso, se escogió 6×6: las paralelas de las líneas están dispuestas cada 6 metros y la separación entre árboles es de 6 metros y así se consigue el marco planteado.

Por lo tanto, a la hora de la plantación, los árboles seguirán un patrón que marca la orografía del terreno, en lugar de seguir los tradicionales surcos en línea recta y cuadrículas regulares. Se aprovechan los accidentes de los campos a plantar y su forma natural para sacar el máximo partido de los recursos naturales, sin perder ni una gota de agua evitando la erosión, puesto que el agua queda proporcionalmente repartida en toda su superficie.

Caelles detalla que “con este proyecto hemos conseguido evitar las pérdidas de tierra fértil y hemos solucionado los problemas de embalse y retención de agua y también la escorrentía suavizando el curso de la agua”. Al reducir la velocidad del desplazamiento del agua, se evita la erosión del terreno y se retiene el agua para utilizarla cuando sea necesario. “Con esta práctica, se reducen costes de mantenimiento de las cosechas, se mejora el resultado de la producción y se fomenta y mejora la salud del agrosistema, la biodiversidad, los ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo”, explica.

Olivas para OLIBA Green Beer

Caelles espera obtener la primera cosecha de estas fincas en unos cinco años. Serán las olivas con las que produzca el aceite virgen extra ERM Aceite de Oliva de Montaña y OLIBA Green Beer, la primera cerveza verde de oliva del mundo.

Desde hace unos años, este ingeniero agrónomo inquieto e innovador está llevando a cabo un proyecto de puesta en valor del Valle de Barcedana, de sus paisajes y olivos autóctonos del Pallars Jussà. Ivan recuerda que “estudios recientes han identificado cerca de unas treinta variedades autóctonas de la comarca, esto supone una gran riqueza varietal y un largo camino para potenciar perfiles sensoriales de aceites hoy todavía desconocidos por el público en general”.

La marca ERM Aceite de Oliva de Montaña, bajo la cual produce unos aceites de oliva excepcionales, ha supuesto un auténtico revulsivo en el territorio. El mayo del 2020, sorprendió con OLIBA Green Beer, un nuevo producto que une dos de sus pasiones –las olivas y la cerveza– y da continuidad a la iniciativa emprendida con el aceite. Se trata de una cerveza de oliva que destaca por su atractivo y particular color verde, por su aroma que transporta a los campos de olivos y por su sabor compensado y con toques de oliva.

Todo y su estilo checo, se trata de una bebida de inspiración mediterránea creada en el corazón del Valle de Barcedana. De aquí nace el concepto de ‘La bebida mediterránea de los Pirineos’, que surge observando la distribución del cultivo de olivos de Cataluña, que va desde el pie de la montaña hasta la costa mediterránea, construyendo una tradición gastronómica, paisajística y cultural centenaria.

OLIBA Green Beer ha sido galardonada con el XIX Premio a la Innovación Tecnológica Agroalimentaria (PITA) del Departamento de Agricultura de la Generalitat de Cataluña y el premio a la Innovación de los ESAO Awards.

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