La cerveza es un producto que con el tiempo pierde sus propiedades organolépticas, es decir se va alterando su sabor y también su aspecto ya que se puede ir enturbiando y cambiando el color verde. Esta alteración puede ser más o menos intensa dependiendo del tiempo y de las condiciones y temperatura de almacenamiento.
En cualquier caso, una cerveza con alcohol envejecida puede presentarse turbia y con sabor desagradable pero nunca es perjudicial para el consumidor ya que, en la cerveza con alcohol, por su pH, la práctica ausencia de oxígeno, grado de alcohol y presencia de lúpulo no se desarrollan microorganismos patógenos.
La fecha impresa en la etiqueta es una fecha de consumo preferente, no es una fecha de caducidad, por lo que puede tomarse una vez transcurrida esa fecha, pero por lo expuesto anteriormente recomendamos que la cerveza se consuma lo más fresca posible.